lunes, marzo 26, 2007

36 MIL TONELADAS DE PILAS SON DESECHADAS ANUALMENTE EN MÉXICO

• La investigadora del IPN, Elia Guadalupe Palacios Beas, aseguró que esto constituye un serio riesgo para el ambiente y salud humana, toda vez que contienen metales pesados altamente tóxicos

• En el Politécnico se desarrolla un proyecto de investigación para recuperar los metales contaminantes que contienen las pilas de desecho y convertir esta fuete de contaminación en una actividad económicamente redituable

Científicos del Instituto Politécnico Nacional llevan a cabo un proyecto de investigación para recuperar los metales contaminantes de las pilas de desecho, toda vez que anualmente en México se desechan como parte de la basura doméstica 36 mil toneladas de baterias, lo que representa un serio riesgo para el ambiente y salud humana, ya que contienen metales pesados altamente tóxicos.

La doctora Elia Guadalupe Palacios Beas -titular del proyecto e investigadora de la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE)- señaló que esta fuente de contaminación tiene lugar porque en México no existe una Ley que exija la recolección de pilas de desecho a los consumidores y fabricantes, por lo que se arrojan con el resto de la basura doméstica y se depositan en basureros a cielo abierto o en rellenos sanitarios, con lo cual se contamina el ambiente y mantos freáticos.

Explicó que las pilas son generadores de energía portátil altamente efectivos, pero cuando concluye su vida útil se convierten en una peligrosa fuente de contaminación por los compuestos químicos con que se elaboran.

La investigadora del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la ESIQIE indicó que en los últimos siete años se han desechado más de 250 mil toneladas de pilas y baterias en México, lo que ha ocasionado que se arrojen al subsuelo 145 mil 918 toneladas de dióxido de manganeso, mil 232 toneladas de mercurio, poco más de 22 mil toneladas de níquel, más de 20 mil toneladas de cadmio y 77 toneladas de compuestos de litio.

Explicó que cuando se produce el derrame de los electrolitos contenidos en las pilas, se extienden los metales pesados, los cuales al fluir por el suelo contaminan toda forma de vida y ese proceso se acelera cuando los metales se encuentran en forma oxidada.

Ante este panorama, la doctora Palacios Beas consideró indispensable establecer un programa nacional de acopio de pilas y materiales elaborados con metales pesados, a fin de contar con lugares apropiados para el deposito y recuperación de materiales altamente contaminantes.

Hizo hincapié en la urgencia de impulsar la investigación en torno a la recuperación de metales, ya que esto permitiría convertir un problema ecológico en una actividad económicamente redituable, toda vez que se pueden obtener materiales con valor comercial a partir de esa materia prima de desecho.

Indicó que para recuperar los componentes tóxicos de las pilas de desecho, en el IPN se utiliza una técnica denominada “hidrometalurgia”, la cual consiste en extraer los metales de un sólido mediante soluciones acuosas (solventes orgánicos), a fin de separar las impurezas y obtener los metales en su estado natural.

La especialista politécnica mencionó que en la investigación colaboran Leticia Peréz Nicolás (estudiante de doctorado), además de Horacio Piña Spezia, Dulce Medina Velázquez y Luis Enrique Trejo Páramo (alumnos de licenciatura).

“Los estudiantes que se han incorporado a la investigación, han separado mercurio, zinc y manganeso, metales contenidos en las pilas alcalinas que tienen alto valor comercial, ya que se emplean en las industrias de telecomunicaciones y electrónica”, apuntó.

Palacios Beas refirió que además han separado litio y realizaron un estudio de factibilidad económica, para probar que la recuperación de metales mediante esta técnica es redituable y benéfico porque el proceso utilizado es anticontaminante y económico.

La investigadora politécnica comentó que las pilas de botón –usadas para el funcionamiento de relojes, calculadoras y controles remotos- contienen hasta un 30 por ciento de mercurio, elemento que al contacto con el agua forma un compuesto tóxico llamado metil-mercurio, que al infiltrarse en el subsuelo se contaminan los productos que se generan a partir de la agricultura.

“Los vegetales y frutos contaminados con este compuesto pueden ocasionar irritación en la piel y mucosas y en los casos más graves produce debilidad, insomnio, irritabilidad, alucinaciones, depresión, psicosis, crisis nerviosa y cuando se ingiere en altas dosis colapsa el aparato digestivo y puede ser mortal”, sostuvo.

Mencionó que por otra parte el cadmio y las disoluciones de sus compuestos son sumamente tóxicos y cancerígenos. “Las fuentes más comunes donde se encuentra este compuesto son las pilas, los pigmentos para pinturas, los barnices y cañerías de PVC”, aseguró.

“Las pilas contienen una pequeña proporción de plomo; la intoxicación por este metal produce dolores de cabeza, musculares, óseos y abdominales, así como impotencia y en altas concentraciones ocasiona esterilidad, anemia, enfermedades renales, hipertensión arterial, afectación de los nervios, problemas de cáncer y la muerte”, afirmó.

Palacios Beas señaló que en las intoxicaciones agudas con litio se presentan afecciones en las vías respiratorias, edema pulmonar, depresión del miocardio y estupor profundo. Dijo que en concentraciones altas puede ocasionar anorexia, visión borrosa, temblores, estado de coma y muerte. Apuntó que la exposición a niveles de manganeso muy altos y por largo tiempo ocasiona perturbaciones mentales y emocionales. Aseveró que en los ecosistemas genera esterilidad en los suelos.

La científica del IPN indicó que ante los efectos dañinos al ambiente y al ser humano, ocasionados por la contaminación generada por las pilas de desecho, es necesario que instituciones públicas, privadas y organizaciones civiles unan sus esfuerzos para hacer una cruzada para la utilización de energías limpias que sean amigables con la naturaleza y el hombre.